No porque nos toque si no por que nos gusta, porque es una necesidad del día a día; en nuestro crecimiento personal y social, en nuestro aprendizaje como persona y estudiante.
Escribir es entonces el compromiso que cada quien debe asumir para la realización o construcción de un proyecto de vida.
Bien, bajo estas premisas afirmamos entonces que las acciones de escritura que surjan, por ejemplo, en el contexto del aula deben adquirir otros valores, no se trata de simples tareas, informes , ejercicios y demás sino de los resultados de procesos comunicativos con sus propias intensiones que ameritan sus propias revisiones y conversaciones dentro y fuera del aula. La tarea escolar con un sentir, unos propósito y unos significados; unos procesos de aprendizaje que validen el rol del estudiante y por ende el del maestro.